lunes, 22 de septiembre de 2008

Arráncame la Vida



De Maximino Ávila Camacho se cuenta que al gustarle la taquillera de un cine intentó seducirla, y al enterarse de que tenía novio, simplemente lo mandó matar. También trascendió que fueron tantos los agravios y abusos cometidos, que alguien decidió poner fin a sus días ofreciéndole un taco envenenado.


De Andrés Asencio, el general magistralmente interpretado por Daniel Gimenez Cacho en la película Arráncame la Vida, apenas queda alguna referencia de la bestialidad que caracterizó a muchos de los fundadores del Partido Nacional Revolucionario y que no está lejos de representar a muchos de los priistas actuales, tanto de Yucatán como de la misma Puebla, involucrados en pederastia y negocios sucios.


Esto hace más agradecible a Federico González Compean, hijo del priista Miguel González Avelar, haber invertido su dinero en la producción de una obra maestra que nos hace recordar que por graves que sean los acontecimientos en el México del Siglo XXI, por ningun motivo debemos permitir que regrese el crimen, el fraude, el machismo y la misoginia del Partido que gobernó a México durante la mayor parte del Siglo XX.


Federico González Compean se ha caracterizado por la producción de obras que no eluden el compromiso social, desde el noticiario Hoy en la Cultura de Canal 11 hasta la película Voces Inocentes.


No es casual que se haya interesado en una obra con título de canción, precisamente Arráncame la Vida, si recordamos que también fue productor de una de los rarísismos musicales que no son importados de Broadway, Besame Mucho espectáculo teatral basado en boleros mexicanos.


"¿Qué mexicanos están generando los grandes educadores, la Secretaría de Educación Pública y los medios masivos de comunicación? No nos están entregando mejores mexicanos, diría que hay una pauperización de las conciencias, de la gente. Lo que queda claro es que en la medida en que la educación mejore, tendremos una sociedad capaz de darle más impulso a la cultura a través de su creación, de su disfrute, y con ello, que brinde opciones de trabajo y de vida". Así declaró González Compean en una entrevista para El Universal en el 2006.


Muchas espectadoras se sienten plenamente identificadas con Catalina, el personaje interpretado por Ana Claudia Talancon y advierten razgos de misoginia que pueden pasar desapercibidos para los cinéfilos varones.


La recreación de la época y los espacios en los que vivió Maximino Avila Camacho no se limitan al vestuario, los automóviles o los escenarios que fueron comunes a ese y este periodo de nuestra historia, aun mejor es la recuperación del lenguaje, la doble moral y los complejos y complejidades de la gran familia "rovolucionaria".


Por eso hoy que la derecha ha tenido un fracaso tan contundente al profundizar en el estilo de gobierno que caracterizó a los neoliberales y se corre el riesgo inminente de anhelar el autoritarismo priista, presenciar películas como Arráncame la Vida, o Todo el Poder, no solo representa una experiencia estética, sino una reflexión sobre la política entreguista y corrupta que mantuvo a México en el tercer mundo, cuando tenía todo para ser una de las grandes potencias mundiales.


Al menos con esta película se demuestra que en materia de cine, México está en las ligas mayores.


Para el mayor disfrute de la cinta, sin pronosticar en nada su argumento, consideramos que puede serle muy útil esta información publicada en un medio digital poblano:




Por Rolando Lino Mina

Maximino Ávila Camacho
Nació en Teziutlán, y era el hijo mayor de Manuel Ávila y Eufrosina Camacho. Cuando Madero llega al poder, Maximino le escribe varias cartas desesperadas para demandarle un trabajo que le permita sostener “a su hermanito Manuel” (el futuro presidente). Finalmente, encuentra acomodo en las fuerzas constitucionalistas, desde donde iniciará una carrera militar que se caracterizará por su terrorífica “mano dura”.
Ávila Camacho gobernó Puebla el mismo periodo que Andrés Asencio lo hace en “Arráncame la vida”, pero sus métodos fueron peores que los empleados por personaje de la novela, y muchísimo peores a los que se ven personificados por Daniel Giménez Cacho en la película homónima.
“Bistec con ojos”, era la forma típica en que Maximino se refería a su hermano Manuel, a quien consideraba indigno para aspirar a la Presidencia de la República. “Bistec con ojos” es precisamente el termino que Andrés Asencio utiliza para despreciar a su compadre, cuando éste último se convierte en presidente de México.
Se ha mencionado que Catalina, el personaje central de “Arráncame la vida”, es en realidad Margarita Richardi, la última esposa de Maximino, con quien el ex gobernador habría procreado dos hijos, tal y como ocurre en el filme.
Al igual que Andrés Asencio, Maximino se convierte en secretario de estado. Desde ahí, comienza a mover todas sus influencias para alzarse con la Presidencia de la República en 1946, pero su muerte llega inesperada y sospechosamente en febrero de 1945.
El grupo político creado por Maximino en aquellos días controló el estado de Puebla hasta 1975 y uno de sus miembros, Gustavo Díaz Ordaz, se convirtió en presidente de México en 1964.

Una kathedra en un minuto

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