miércoles, 14 de mayo de 2014

Maximiliano sobrevivió descalzo hasta la edad de 104 años

La publicación original de este trabajo fue realizada en ABC y la retomamos por considerarla de interés para nuestros lectores


México, 1864. Cuando el pelotón de fusilamiento hizo su última descarga, Maximiliano de Habsburgo empezó una nueva vida. A cambio de no revelar jamás su identidad, Juárez, masón como el archiduque, le perdonó la vida y le dio un salvoconducto paraEl Salvador donde el emperador vivió bajo el nombre de Justo Armas. Así lo asegura el investigador Rolando Deneke que durante quince años ha reunido numerosas pruebas que cambian el rumbo de la historia.
Actualizado 04/03/2001 - 00:33:31
Ratrato de Maximiliano de Habsburgo cuando era emperador de México. ABC
Retrato de Maximiliano de Habsburgo cuando era emperador de México. ABC
 
Benito Juárez publicó un edicto poco después de que Maximiliano de Habsburgo fuera fusilado en el Cerro de Las Campanas en Querétaro en 1864 junto a los generales Mejías y Miramón. El escueto comunicado decía que «el Archiduque Fernando Maximiliano José de Austria había sido hecho justo por las armas». Poco tiempo después, apareció en El Salvador un hombre culto, elegante y de esmerada educación, que se hacía llamar Justo Armas y que pronto llegó a convertirse en un personaje muy apreciado dentro de la alta sociedad salvadoreña. Este hombre, que guardaba un parecido asombroso con el emperador de México, siempre se mostró reacio a contestar cualquier pregunta que se le hiciera sobre su pasado y solía presentarse a sí mismo como el único superviviente de un gran naufragio.
QUINCE AÑOS DE INVESTIGACIONES
Después de quince años de intensas y dilatadas investigaciones en El Salvador, Bélgica, Francia, México y Austria, Rolando Deneke, arquitecto de profesión pero apasionado por la historia, no tiene ninguna duda de que Justo Armas y Maximiliano de Austria eran una misma persona. La primera noticia de esta doble identidad la tuvo cuando era pequeño, pues su abuela Consuelo le contaba a menudo «cosas de Don Justo, a quien había conocido mi bisabuela Abelina. Ella insistía en que Justo Armas había sido el emperador de México y yo no cuestioné nunca esta historia por respeto, aunque no la creía. Pero a medida que crecía me fui interesando cada vez más por la historia y cuando tuve la oportunidad de visitar Austria aproveché el viaje para obtener datos y lo mismo hice en otros países. Ahora ya no me cabe ninguna duda».
Deneke ha encontrado documentación que muestra que Justo Armas ya estaba establecido en San Salvador en 1870. Cuando llegó a este país fue acogido por Gregorio Arbizú, vicepresidente y canciller en el Gobierno del presidente Francisco Dueñas y masón. Desde entonces y hasta su muerte Armas fue asesor de todos los presidentes de El Salvador y se encargó del protocolo de la cancillería y también de dirigir los servicios de los banquetes diplomáticos.
«Llamaba mucho la atención —afirma Deneke—, porque, a pesar de ser un hombre impecablemente vestido y de exquisito trato, no usaba calzado; elegantemente vestido recorría las calles de San Salvador y dirigía el servicio de banquetes completamente descalzo. Nunca le reveló a nadie el motivo de esta excentricidad, aunque se sabe con certeza que se vio amenazado por un grave peligro de muerte y, sin mayor esperanza de ser salvado, le prometió a la Virgen ir descalzo el resto de su vida si conseguía salvarse. Justo Armas hablaba de un naufragio y la esposa de Maximiliano, la emperatriz Carlota, ordenó hacer un grabado para comunicar la muerte de su esposo a las casas reales europeas en el que se le veía hundiéndose en un barco y abrazado a una bandera blanca».
FRATERNIDAD MASÓNICA
Pero, ¿por qué Benito Juárez, el hombre que juró acabar con los invasores extranjeros de su país, decidió perdonarle la vida al archiduque y se prestó a organizar un simulacro de su muerte? «Maximiliano de Habsburgo y Benito Juárez eran masones y siendo hermanos masones, Juárez no lo podía matar —explica Deneke—. La única salida que le quedaba era la de matar al emperador, pero salvar al hombre. El archiduque juró no revelar nunca más su identidad, fingieron su fusilamiento y le proporcionaron un salvoconducto para venir a El Salvador en donde vivió más de 60 años, pues falleció a la edad de 104».
Para Déneke son muchos los datos que apoyan esta historia que más parece un relato de ficción y que, de hecho, ya ha sido excelentemente novelada por el diplomático español Santiago Miralles en «La Tierra Ligera» (Ediciones de La Discreta). Una teoría que además de ser «ben trovata» parece «vera» si nos atenemos a los hechos tal y como los cuenta Deneke: «Después del fusilamiento, todas las potencias europeas presionaron a México para que devolviera el cadáver de Maximiliano y México respondía que por motivos de fuerza mayor les era imposible acceder a sus peticiones. Tengo copias de las fotografías de tres posibles cadáveres del emperador que no se parecen entre sí y que tampoco se parecen a Maximiliano. Cuando el supuesto cadáver llegó a Austria, siete meses después de su ejecución, su madre, la archiduquesa Sofía, exclamó que ése no era su hijo».
Además, en mayo de 1864 —un mes antes de ser fusilado en Querétaro—el austriaco, aduciendo razones de salud, dejó de comparecer en el juicio que se llevaba contra él y ni siquiera acudió a la lectura de la sentencia. Fueron muy pocas las personas que pudieron verle en los últimos días, como si se le quisiera tener expresamente apartado del mundo. El día señalado sólo una veintena de personas acudieron al lugar de la ejecución y fueron mantenidos a gran distancia por un cordón de soldados. Para formar el pelotón de fusilamiento reclutaron a un grupo de campesionos que no habían visto nunca antes al emperador.
PRUEBA DE ADN POSITIVA
Pero hay más datos que refuerzan la tesis de Deneker. «Existía un extraordinario parecido entre las facciones de Maximiliano, Justo Armas y Francisco José de Austria. Un estudio antropológico de comparación craneo-facial hecho por una antropóloga costarricense dio resultados positivos. Contando con la autorización de la familia adoptiva de Don Justo (los Arbizú) y con todos los permisos legales, se tomo una muestra de los restos óseos de Armas con el propósito de llevar a cabo la prueba más contundente para la identificación, el ADN. Recientemente, cuando encontraron los restos del último zar de Rusia, el Príncipe Felipe de Edimburgo sirvió como donante para el examen de ADN, pues su abuela materna era hermana de la zarina Alejandra. En nuestro último viaje a Austria conseguimos una muestra de sangre de una pariente de Maximiliano por la línea materna directa para poder llevar a cabo la prueba que dio positiva. Como positivo fue también el estudio grafológico que se realizó en Florida comparando la letra de Armas con la del archiduque».
Otro dato que refuerza esta teoría es que Justo Armas conservaba en su casa objetos —vajilla, cristalería, cubertería, una cajita de oro de rapé...— que habían pertenecido a Maximiliano de Habsburgo y que una mano invisible le enviaba desde México. «En uno de mis viajes a México —comenta Deneke— pude comprar algunas piezas de la cubertería de Maximiliano que he podido comparar con cucharas y tenedores de la cubertería de Don Justo. Son idénticas. Además, en París llevé todas estas piezas a la casa Christofle, que había hecho los cubiertos del archiduque, y me aseguraron que eran de la misma cubertería e intentaron comprármelas para su museo».
Pero las coincidencias no terminan aquí. En plena I Guerra Mundial, Don Justo Armas recibió la visita de dos emisarios austriacos a los que no quiso recibir en su casa. Por mediación del alemán Alexander Porth, que era propietario del «Nuevo Mundo», el mejor hotel de San Salvador, Don Justo acudió a la cita después de dos negativas. «La hija de Porth, Doña Fe, que murió hace diez años y sabía hablar bien el alemán, me contó cómo fue este encuentro. Estaba interesada por el comportamiento de Don Justo, ya que recibía de él clases de etiqueta y no comprendía por qué se mostraba tan reacio a recibir a estos señores y por qué cuando asistió a la cita, ésta tuvo lugar en la habitación de los austriacos y no en uno de los salones. Al encontrarse casualmente por allí pudo oir la conversación en la que se le pedía a Don Justo que volviera a Austria porque Francisco José estaba muy enfermo y debía subir al trono. Según contaba Doña Fe, Armas se negó rotundamente y dijo que en su día se le había obligado a renunciar al trono a él y a sus herederos, pues su hermano le hizo firmar esta renuncia antes de ir a México, aunque cuando le condenaron a muerte la revocó. Dijo que era un hombre anciano, que quería que le dejaran en paz y abandonó la habitación dando un portazo».
También resulta significativo que no se rompieran los sellos del archivo personal de Maximiliano, que él mismo mandó desde México antes de su caída,  hasta mil novecientos treinta y muchos. Y Justo Armas falleció en 1936. «Parece increíble pensar —concluye Deneke— que el emperador Maximiliano de México viviera en El Salvador por más de sesenta años descalzo y sin poder revelar su verdadera identidad. Pero ya no tengo ninguna duda y creo que el hecho cambia el rumbo de la historia y crea las bases para trazar nuevos lazos de amistad entre El Salvador, México y Austria».

lunes, 12 de mayo de 2014

Una Vida en Guerra El libro imprescindible contra la Impunidad


A 43 años del genocidio directamente atribuible al PRI, incluso por Luis Echeverría Álvarez, la historia del "halconazo" regresa en versión digital, en un libro que con su apoyo se convertirá en un homenaje en vida al periodista Armando Salgado.

Les pedimos su apoyo para adquirirlo y recomendarlo desde ahora hasta el 10 de junio de 1971, cuando tendrá un ajuste de precio.

La publicación digital del libro de Armando Salgado es además un acto de justicia ante el uso indebido de su obra por varios medios, incluido El Universal, que la han publicado sin siquiera darle el crédito de autor.

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domingo, 11 de mayo de 2014

¡Puro Teatro! Todo el Teatro: Que tu obra esté en temporada toda tu vida, es nue...

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El Polyforum (Siqueiros) No Se Mueve


Polyforum-Benito-Juarez


Por: José Manuel Azpiroz | @jmazpiroz
Desde hace varios años se ha ido tramando algo que parecería ser un disparate. Mover de lugar el Centro Cultural Polyforum Siqueiros. Si, así como lo leen, mover el mural más grande del mundo que desde hace casi 50 años está ubicado en la colonia Nápoles (sobre Insurgentes, esquina con Filadelfia). ¿Será que la obra emblemática de Siqueiros está en riesgo y la mueven para protegerla? ¿Acaso su presencia pone en riesgo la vida de los habitantes de la zona? ¿Tal vez hallaron problemas estructurales? ¿Será que encontraron petróleo ahí abajo? Nada de eso. Al parecer las razones son estrictamente económicas: ¡quieren otro centro comercial en ese predio! Así como lo oyen, como si fuera necesario, como si no hubiera suficientes en la zona.

¿Será posible? Nada nos sorprende en una Ciudad en la que hace 60 años alguien decidió que era buena idea entubar sus bellos ríos, o hacer tres carriles en Viaducto cuando en ese mismo espacio sólo caben dos. Todo es posible en la Delegación Benito Juárez, donde a diario permiten la demolición de hermosas casas catalogadas, históricas, para dar lugar a nuevos edificios espantosos. Basta recordar que hace apenas unos años permitieron construir departamentos de lujo ¡dentro del Parque Hundido! para después demolerlos gracias a la presión ciudadana. Aquí todo es posible, hasta dañar de forma irreparable la estatua del “Caballito” de Manuel Tolsá al tratarla de “limpiar”.
Ahora la siguiente víctima puede ser el Polyforum Siqueiros, espacio cultural construido en 1966[1] para albergar La Marcha de la Humanidad, gran mural que cubre todas las paredes y el techo del Foro Universal, y que es considerado como el mural más grande del mundo, con sus 8,700 metros cuadrados de arte, sumando los 12 paneles exteriores y los 2,400 metros de pintura mural en su interior. El trabajo muestra la evolución de la humanidad, así como una visión del futuro; una obra plástica que se realizó con novedosas técnicas y materiales, entre las que se encuentran la escultopintura, la utilización de acrílicos y piroxilinas sobre armazones de asbestocemento, además de esculturas en hierro y la teoría de la poliangularidad (según dicen los que saben).
El Polyforum Siqueiros es una maravilla única en el mundo. La belleza es exterior e interior [2]; dentro del Polyforum, en la bóveda con plataforma giratoria y capacidad para mil espectadores, se disfruta de un espectáculo de luz y música, acompañado por la propia voz de Siqueiros. A la par que gira la plataforma, el autor narra La marcha de la humanidad. Si no han ido, es una experiencia que no se pueden perder. Este emblemático espacio cuenta además con la galería Dr. Atl, que actualmente funciona como museo de sitio y que exhibe fotografías, maquetas e información biográfica tanto del empresario Manuel Suárez como de David Alfaro Siqueiros.
Este espacio emblemático es el que pretenden mover. La pregunta es si como habitantes de la colonia Nápoles o como vecinos de la Benito Juárez, o del D. F. o de México, o incluso del resto del mundo, lo vamos a permitir. Yo respondo que NO. Ninguna autoridad puede permitirse poner en riesgo nuestro patrimonio cultural para privilegiar intereses económicos. Ningún interés comercial o privado puede estar por encima del interés público, ese interés que es de todos. Como resulta complicado confiar en las instituciones, y aun más complejo confiar en las personas que supuestamente nos representan, la organización “Vive BJ” se dio a la tarea de lanzar una petición on line solicitando a las autoridades que gestionen lo necesario para que la UNESCO declare el Polyforum Siqueiros Patrimonio de la Humanidad. Ayudemos a difundir esta petición con nuestros amigos y conocidos, y a firmarla en tan sólo unos segundos aquí.
La solicitud se hace a la autoridad más inmediata, que es evidentemente la autoridad Delegacional. Es el Delegado de la Benito Juárez quien tiene la obligación de representar a los vecinos y defender los bienes inmuebles, los sitios de interés y el legado artístico y cultural que enriquece la Delegación. Como su compromiso debe ser con los ciudadanos, y no con los intereses inmobiliarios, se hace bien en involucrarlo a él: hay que solicitarle una intervención comprometida y hay que solicitársela ahora.
Sin embargo, esto no será suficiente si no nos sumamos todos. Será necesario avanzar paralelamente en otras rutas a nivel Jefatura de Gobierno y en el ámbito Federal. Esta protección de la UNESCO es urgente y necesaria, pues puede ser una herramienta útil para evitar que cualquiera ose mover este complejo cultural emblemático del país. Al grito de #ElPolyforumNoSeMueve protejamos nuestra identidad cultural. El mural más grande del mundo no puede ponerse en riesgo.
Por sus imponentes dimensiones y alto contenido social y humanista, el Polyforum sintetiza una existencia de búsquedas y hallazgos alimentada por el afán de llamar al ser humano a defender valores como la libertad, el bienestar y la justicia por medio del arte. La Marcha de la Humanidad, obra cumbre del artista y estandarte del muralismo social mexicano, surgió del anhelo común de legar un patrimonio cultural que representara la evolución de la conciencia de libertad y de justicia en la historia de Latinoamérica. No es cosa menor.
La obra cumbre de David Alfaro Siqueiros, que muy atinadamente se titula La Marcha de la Humanidad es precisamente, hoy más que nunca, símbolo del avance de la cultura y de nuestra identidad, elementos que nos hacen reconocernos como humanos. No hay marcha más importante que la de la humanidad, entendida esta marcha como el avance en las ciencias y las artes, con talento, con creatividad y sensibilidad. Como ciudadanos, es nuestro deber hacer lo necesario para proteger La Marcha de la Humanidad, no permitamos que esta marcha se vea interrumpida por “La otra Marcha”: la marcha voraz de la corrupción y del dinero.
[1] A mediados de los sesenta, don Manuel Suárez contrató a Siqueiros para realizar dieciocho obras de gran formato que llevarían por título La Industria y El Campo. Esas piezas serían destinadas a decorar un salón de convenciones anexo al Hotel Casino de la Selva en Cuernavaca. En 1965 el empresario anunció el cambio de sede y propuso a Siqueiros la realización del mural más grande del mundo. La construcción del Polyforum Siqueiros inició en 1966 y fue inaugurado en diciembre de 1971 por el presidente Luis Echeverría, con discursos de don Manuel Suárez, del arquitecto Rossell de la Lama, de David Alfaro Siqueiros y de Salvador Novo, entonces cronista de la ciudad.
 [2] En la denominación misma del Polyforum, queda manifiesto el significado global del concepto que determinó su forma y función plural; el exterior es un dodecaedro, conocido como el diamante o la estrella, decorado con doce piezas complementadas en altorrelieve: El Liderato, El Árbol Seco y El Árbol Renacido, El Circo, Alto a la Agresión, Moisés Rompe las Tablas de la Ley, El Cristo Líder, La Danza, La Huida, Invierno y Verano, El Mestizaje, La Música y El Átomo. Cada una guarda un significado de gran simbolismo filosófico relacionado con la lectura del mural interior. 
Una barda de sesenta metros de largo por seis metros de alto, extendida sobre Insurgentes y Filadelfia forma parte de los extraordinarios murales del Polyforum. En la parte superior presenta varias siluetas humanas estilizadas que van de un extremo a otro. El segmento inferior fue cubierto completamente con pedacería metálica, con ello se estableció el antecedente en México del movimiento polimatérico o chatarrismo. Del lado interior de la barda, sobre una superficie cóncava, para celebrar el cincuentenario del Movimiento Muralista Mexicano (1921-1971), Siqueiros personificó los retratos de Diego Rivera, José Clemente Orozco, José Guadalupe Posada, Leopoldo Méndez y Gerardo Murillo (Dr. Atl). Polyforumsiqueiros.com

Una kathedra en un minuto

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